Quiero compartir con vosotros un par de situaciones que aparentemente encierran sendas contradicciones. Pero no es así.
La primera tiene relación con mi trabajo. Durante años (muchos) trabajé de lunes a domingo, porque veía que si no no podría abarcar el trabajo (de hecho, así era en muchas ocasiones). Hace un par de años, por prescripción familiar, dejé de trabajar los fines de semana. Y lo hemos agradecido todos: familia, yo a nivel individual, proyectos… e incluso clientes. Lo que logré limitando mi tiempo fue mejorar mi organización y aumentar mi tranquilidad.
La segunda tiene relación con este blog: me marque dedicar los lunes a algún tema relacionado con educación, crianza, aprendizaje; me marque dedicar los miércoles a algún tema relacionado con el arte. Esta aparente limitación provoca que los lunes y los miércoles sean los días en los que menos siento esa falta de ideas que a veces nos acecha.
En resumen: ponernos obligaciones o límites nos puede proporcionar libertad y tiempo.