En una cabeza con miedos no hay espacio para los sueños.
Una sentencia terriblemente cierta, pero a la que a mí me encanta darle la vuelta:
En una cabeza con sueños no hay espacio para los miedos.
En una cabeza con miedos no hay espacio para los sueños.
Una sentencia terriblemente cierta, pero a la que a mí me encanta darle la vuelta:
En una cabeza con sueños no hay espacio para los miedos.