Un chaval come pistachos por la calle (tiempos de pandemia y mascarilla, recordemos), la policía lo multa y:
- se produce una reacción de apoyo al chaval en redes.
- se recauda dinero para pagarle la multa.
- una empresa de pistachos le regala pistachos.
A ver. A ver. El problema no es comer pistachos. El problema no es la multa (gracias, pedagogos y maestros -qué grande queda a veces esa palabra- de premios y castigos por lo bonita que nos estáis dejando esta sociedad). El problema no es que te pille la policía. El problema es que estás sin mascarilla y sin guardar distancia, el problema es que puedes contribuir a la expansión de un virus, el problema es que puedes provocar que enfermes gravemente tú, tus padres, tus abuelos o incluso personas a las que jamás has visto.
Y qué ricos los pistachos. Y qué rica la buena compañía. Pero por favor, que esta segunda ola va a dejar en pañales a la primera: tengamos responsabilidad, que hay vidas en juego. Y queremos vivir.