Leo que el mayor burdel de Europa, en Alemania, está en quiebra por las medidas que se han tomado por la pandemia. Cuentan que ahora la prostitución se seguirá ejerciendo, pero en peores condiciones.
Y en los artículos en los que se cuenta eso no se ve ninguna crítica -ni por asomo- a la prostitución en sí. Estamos hablando de violar a mujeres de forma legal. O, si no legal, sí asumida y aceptada.
¿Qué tenemos que hacer para que nos demos cuenta de que “usar esos servicios” es violar? ¿Os imagináis un trabajo consistente en recibir insultos o puñetazos? Estoy seguro de que no hablaríamos de que “lo hacen porque quieren” y nos daríamos cuenta de que lo hacen obligadas, bien por el dinero, bien por terceros.
Ojalá algún día acabemos con esto. Pero lo veo difícil, aun desde mi proverbial optimismo.