Estamos -hablo con referencia a España, cada país ha sufrido su propia evolución- en lo que parece ser una segunda ola de esta pandemia.
Nos confinaron, y así conseguimos prácticamente acabar con la expansión de la enfermedad. Pero conforme nos han ido dando libertad, hemos demostrado nuestra poca educación (como mi querida y admirada Alicia Urrea dice, siempre mejor atribuir los errores a la ignorancia que a la maldad). Y han vuelto a aumentar los casos (detectados).
Aunque todos sabemos ya que con distancia social, lavado de manos, uso de mascarillas y reuniones en el exterior tenemos controlada la epidemia (y evitamos muertes, además de cuidar la economía), da la impresión de que solamente si nos castigan sabemos actuar. En casa estamos horrorizados ante este paralelismo tan nítido entre ese amaestramiento con premios y castigos y el comportamiento actual de adultos, en muchos casos, con suficiente formación y conocimientos.
Así que si quieres evitar la expansión de la pandemia, usa mascarilla, mantén distancia social, lávate las manos y no te reúnas en interiores. Si además quieres conseguir que tus hijos sepan comportarse bien cuando sean adultos… edúcalos, por favor. Educar es mucho más difícil que amaestrar, pero merece la pena. Por nosotros, por ellos y por este mundo.