Tras la guerra entre Juana la Beltraneja e Isabel la Católica para dirimir quién iba a ser la futura reina de Castilla, se creó el cuerpo de la Santa Hermandad, una especie de policía encargada de velar por el orden (según se dice, con especial ojo a quienes habían apoyado a La Beltraneja).
Su uniforme era verde. Y solían llegar… cuando ya había pasado el peligro. Poco le costó al ocurrente pueblo crear el dicho que ha llegado a nuestros días: A buenas horas, mangas verdes.