Bien sabéis cuánto nos gustan en casa los juegos de Devir. Hemos estado jugando con Ratzzia, de Sofía Wagner… y nos ha encantado.
En este juego, en el que se puede jugar a partir de 2 jugadores y de 8 años (aunque Irene -6 años- juega perfectamente) somos ratones cuyo objetivo es conseguir entrar en la despensa y robar comida subiendo hasta las estanterías. Y todo ello, lógicamente, sin que el gato nos pille.
Cada jugador tiene siete dados (con lo cual, como sabiamente apuntó Dani, garantizamos que al menos un número salga repetido), y los lanza en cada tirada. Los dados sirven para ir escalando hacia los estantes. Cuando llegamos a la estantería se nos indica qué acción debemos realizar (llevarnos una recompensa, conseguir un dado caramelo, robar la mitad de la comida a un compañero, poner a buen recaudo la comida conseguida hasta el momento -pudiendo guardarla en un bonito saquito-, provocar un intercambio de comida entre todos los jugadores…).
Hablamos antes de que todo esto era posible si el gato nos lo permite. Y es que una fila de casillas (independiente de las que nos llevan a los estantes) representa al temible gato acercándose. Si el gato llega a la estancia, todos los ratoncitos deben recoger sus dados, por muy cerca que estuvieran ya de alcanzar la estantería. Que la vida vale más que conseguir la comida, vaya.
El juego es perfecto para 4 o 5 jugadores, pero se puede jugar siendo 2 o 3. En esos casos, se anulan algunas de las casillas, con el objetivo de impedir que la partida se alargue demasiado.
Un juego estupendo, y que os recomendamos mucho. Aquí ya hemos jugado unas cuantas partidas, y entre dos y cinco jugadores (que la abuela Pili también se ha apuntado). Lo llevaremos a próximas reuniones familiares, para disfrutarlo un montón entre todos.