Aunque ya sabemos que, visto de cerca, nadie es normal, la pregunta es recurrente. Y no solamente para caminar, sino para casi todos los aspectos de la evolución de nuestros bebés (y no tan bebés): caminar, hablar, comer, dormir, pañales y demás.
Y aunque es cierto que cada niño tiene su ritmo, sí que existen entornos que favorecen el adelantamiento o retraso de la habilidad de caminar. Citaré los dos ejemplos que considero extremos (si alguien conoce otros extremos, lo modificaré con gusto): los indios ache, del Amazonas, retrasan todo lo posible la edad de comenzar a caminar, situándola en los cuatro años. Es una cifra que desde luego nos puede parecer exagerada en occidente, pero con seguridad va ligada a la supervivencia de la tribu: imagino que si un niño de un año pudiera despistarse fácilmente en la selva, encontraría una muerte segura. El otro extremo nos lo ofrecen los indios !kung del Kalahari (esa admiración es forma en la que hemos intentado expresar el sonido que hacen con su lengua en el paladar y usan para comunicarse), en donde la edad media para comenzar a caminar está en ocho-nueve meses. Al igual que sucedía con los ache, esta precocidad también supone una gran ventaja para una tribu acostumbrada a caminar por un desierto.
Y si has llegado aquí intentando tener una respuesta más concreta para los bebés de la sociedad occidental, te diré que suele hablarse de algún momento entre los ocho y los dieciséis meses.