Tiene este post más de reflexión personal que de acusación (o de indulgencia) de John Lasseter. En casa somos admiradores de su trabajo, y lo hemos considerado siempre como la gran estrella de Pixar. Sin embargo, hace unos días nos encontramos con la terrible (y triste) noticia de que es sospechoso de abusos. Y por suerte, no estamos en un momento en el que se mire hacia otro lado ante esas situaciones. Las declaraciones de alguna ex-empleada no lo dejan, desde luego, en buen lugar.
He aquí la carta de John Lasseter a sus empleados (debo decir que me parece perfecta, sincera y necesaria):
“Recientemente he tenido una serie de conversaciones difíciles que han sido muy dolorosas para mi. Nunca es fácil enfrentarse a tus errores, pero es la única manera de aprender de ellos. Como resultado, he pensado mucho en el líder que soy hoy, comparado con el mentor y héroe que quiero ser. Se me ha hecho saber que a algunos os he hecho sentir incómodos o que os faltaba al respeto. Nunca fue esa mi intención. Como colectivo, lo sois todo para mi, y os pido perdón profundamente si os he decepcionado. Quiero disculparme especialmente con cualquiera que le haya tocado un abrazo no deseado o cualquier otro gesto que sintieran que traspasaba la línea en cualquier forma. Da igual la bondad de mis intenciones, todo el mundo tiene derecho a poner sus propios límites y a que estos sean respetados”.
(Carta de John Lasseter a la plantilla de Pixar, publicada en The Hollywood Reporter, según nos cuenta El País).
Más de reflexión personal que de otra cosa, decía. Porque cuando admiras (o aprecias) a alguien es mucho más difícil encajar estas noticias (y sí, muy posiblemente estoy cayendo en el tan escuchado “era una persona maravillosa”). ¿Cómo encajáis vosotros que una persona a la que conocéis sea un abusador sexual o un maltratador? Y extendiendo la pregunta: ¿qué delitos sí perdonamos o comprendemos, y qué delitos etiquetan a esas personas de por vida?