Le pregunté a Gerald Foos si alguna vez se había sentido culpable por espiar a sus huéspedes. Aunque admitió que constantemente tenía miedo de que lo descubrieran, no estaba dispuesto a aceptar que sus actividades en el desván del motel perjudicaran a nadie. En primer lugar, señaló, se satisfacía su curiosidad dentro de los límites de su propiedad, y puesto que sus huéspedes no estaban al corriente de su voyeurismo, no les afectaba.
Según nos cuentan, el periodista estadounidense Gay Talese ha puesto por escrito toda la información que Gerald Foos, un voyeur que daba rienda suelta a sus necesidades a través de un sistema preparado a tal efecto en el motel que gestionaba (junto con su esposa). Tiene todos los ingredientes para convertirse en un éxito de ventas, pero personalmente me parece un invento del periodista. No me parece que el mejor camino para mantener semejante delito en secreto sea contárselo a un periodista… y contar con su silencio durante décadas. ¿Qué opináis?
- Gay Talese y su noche con el ‘voyeur’ (en elpais.com)
- El motel del voyeur (libro)