Año tras año se repite la misma cantinela: convertir la bonita tradición de Los Reyes Magos en una historia de chantajes. Si has sido bueno, tendrás tus regalos; si no, tendrás carbón (qué rico!). Desde hace ya un tiempo existe una interesante -y necesaria- iniciativa, encaminada a que en cada intervención pública de Sus Majestades dejen claro, clarísimo que ellos no son chantajistas. Me encanta.
En esa misma página podréis encontrar una preciosa interpretación y explicación de por qué cada noche de 5 de enero nuestras casas se llenan de regalos. No os la perdáis.
Bonus: sin relación con el fondo, ¿verdad que cuando decimos “los reyes” no pronunciamos la primera ese?