Don Pedro Álvarez de Sotomayor mantenía una disputa con el Conde de Ribadavia por la ubicación de la frontera que separaba las tierras de ambos.
Llegaron al siguiente acuerdo: al día siguiente, cuando cante el gallo, cada uno cogerá su caballo y saldrá rumbo al castillo del otro. Allá donde se encuentren se ubicará la frontera.
El Señor de Sotomayor oyó cantar el gallo pasadas las doce de esa noche, así que preparó el mejor de sus corceles y galopó hacia Ribadavia. El conde de Ribadavia, por su parte, escuchó al gallo con las primeras luces del alba y mandó preparar su caballo. Abrió la puerta del castillo… y se encontró allí, esperándolo, a Don Pedro. Al conde no se le ocurrió más que decir que… Pedro Madruga.
Como con todo, existen otras explicaciones del apodo de este Señor, al que una teoría nada alocada señala como Cristóbal Colón, pero eso será motivo de otro post.