El rey Pirro de Epiro venció en dos ocasiones a la República Romana, pero fueron dos victorias con un coste demasiado alto, de modo que acabó siendo derrotado en la siguiente batalla.
Una victoria pírrica es, pues, una victoria que no sirve para nada (o también una victoria conseguida a cambio de un gran sacrificio).
En ocasiones se usa la expresión para referirse a victorias mínimas (en fútbol, por ejemplo), pero no es el uso correcto. O, mejor, no lo era, porque la RAE acepta ese uso. Siguiendo en el ambiente futbolero, una victoria pírrica sería una que no cambia nuestra clasificación (por ejemplo, ganar en la última jornada, cuando ya no puedes mejorar tu posición).