Desde que Dani se escolarizó, hemos tenido una buena colección de diálogos (con muy buena actitud por ambas partes, debo decir) con el colegio, buscando evitar el uso de premios y castigos para educar, ya que creemos que las personas no debemos hacer las cosas solamente por conseguir un premio o por evitar un castigo, y utilizar esos métodos nos alejan de una buena educación.
¿Sabéis qué podemos conseguir si utilizamos premios y castigos para educar? Pues que ese niño, cuando sea adulto, sea capaz de mentir a su compañía telefónica por conseguir un teléfono móvil; o que sea capaz de defraudar a Hacienda (de robarnos a todos, siendo claros) para conseguir el premio de una declaración ventajosa; o que sea capaz de poner en riesgo su vida o la de los demás haciendo cualquier cosa que le reporte un beneficio económico; y, lo más triste, que la única forma que deje de hacer eso sea amenazar con un castigo.
Por supuesto, no solamente considero castigo el castigo físico, sino el castigo verbal, o enviar al niño al “rincón de pensar” (del cual deberemos hablar en otro post), o cualquier otra actitud que no sea respetuosa con el niño.
Pues bien, con esa base, cuando me enteré de la existencia de la aplicación DojoClass, como os imaginaréis, estuve muy en desacuerdo. DojoClass es una aplicación que premia a los alumnos y notifica a los padres de los éxitos de sus hijos. Desde luego, no es lo más grave de la historia, pero no debería utilizarse si nuestro verdadero objetivo es educar, entre otras cosas porque a lo mejor el profesor que emplea DojoClass considera que un niño que ha estado sentado y callado se ha portado bien y merece un premio; en cambio, el que ha estado moviéndose se ha portado mal (¡y quizá es el único que se ha comportado como un niño!).
Os dejo para el final el estremecedor tagline de este producto:
Software de Control del comportamiento