En la Catedral de Burgos, y sin ser su principal atractivo, se encuentra un autómata que, cada hora, abre y cierra su boca mientras con su brazo da las campanadas correspondientes.
Ahora os contaré un secreto: los burgaleses suelen acudir a ver cómo los turistas ven el Papamoscas porque aseguran que los verdaderos papamoscas son… los turistas.