Una de las historias más bonitas que nos han regalado los Juegos Olímpicos de Londres es la del corredor de vallas Liu Xiang. Tras conseguir el oro en 110 metros vallas en los Juegos de Atenas, no pudo participar en los de Pekín por lesión. Así que acudió a Londres con el doble de ilusión y esfuerzo, si es que eso es posible.
Pero la mala suerte volvió a cebarse en el corredor y se lesionó, en el mismo pie lesionado anteriormente, al saltar la primera valla. Así que, cuando se pudo levantar, se dirigió hacia el túnel, rechazando la silla de ruedas. Pero, con un espíritu indoblegable, decidió volver. Decidió recorrer los 110 metros a la pata coja (por fuera de las vallas, obviamente) y, en la última valla, tuvo el bonito gesto de acercarse a besarla. Os invito a que le echéis un vistazo. A mí me ha encantado.