Cuando se tienen 24 años, la diferencia de haber nacido algún mes antes o después no influye demasiado. Pero cuando se tienen 6, puede ser determinante. Y determinar el futuro.
En muchos deportes la fecha de corte para decidir si una persona juega en una categoría u otra es el 1 de Enero (si fuera el 1 de Septiembre se produciría el mismo efecto que voy a narrar, pero desplazado). Dentro de la categoría de “seis años”, los niños nacidos en Enero tienen casi un año más que los nacidos en Diciembre. Y se nota, vaya si se nota.
Los nacidos en los primeros meses del año son más fácilmente seleccionables para los equipos. Por lo tanto juegan más partidos. Y contra mejores jugadores. Con mayor nivel de compromiso. Así que se van haciendo mejores. Mucho mejores. Esa ventaja se va haciendo cada vez mayor. Es lo que se conoce como “efecto San Mateo”:
Al que tiene, se le dará. Pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.
El primero en darse cuenta de esto fue Roger Barnsley, psicólogo canadiense, viendo un partido de hockey sobre hielo (en este deporte las diferencias son especialmente señaladas, ya que los medios para jugar no están al alcance de cualquiera, y conseguir “entrar” en el circuito otorga mucha ventaja).
He escrito esto a raíz de un tweet de @carlosblanco donde menciona que “15 de 20 seleccionados en España sub20 han nacido entre Enero y Abril.”.
El problema de cortar en un día concreto del año provoca que ciertos jugadores que podrían haber sido grandes, no lleguen a serlo. Si el corte estuviera en el 1 de Septiembre, el tweet de Carlos podría haber sido perfectamente “15 de 20 seleccionados en España sub20 han nacido entre Septiembre y Diciembre.”.
Resulta interesante ver cómo algo que pensamos que es casi únicamente fruto del talento natural se ve afectado por un hecho tan azaroso como la fecha de nacimiento. Y, desde luego, esto mismo pasa en otros deportes. Y en otros órdenes de la vida. El azar influye más de lo que creemos. Y el talento, por desgracia y para nuestra extrañeza, menos. (Lo cual no quiere decir que el talento no influya, desde luego).
Leí esta información en el libro “Fueras de serie (Outliers)”, de Malcolm Gladwell. Gracias, papás 😉