Muchos de los coros de las iglesias y catedrales medievales, donde los monjes entonaban sus cantos a Dios, albergan unos inesperados motivos bajo sus asientos.
Dichos asientos tenían dos posiciones diferentes (como los de muchos cines y salas de actos), según el monje estuviera sentado o de pie. Cuando estaban de pie, y debido a que podían pasar varias horas en esa postura, se apoyaban en el propio asiento, en un saliente llamado “misericordia”.
Por su parte, los tallistas y escultores de aquella época tenían como principal cliente a la Iglesia y, por ende, tenían pocas oportunidades de crear obras a su antojo. Así que usaron las ocultas misericordias como vía de escape para su imaginación, y no es extraño observar misericordias con motivos eróticos o incluso pornográficos.
- Erótica Catedral Placentina (en Lusipedia)
- Historia de un ignorante, ma non troppo… Carmina Burana, de Carl Orff (en El Cedazo) [tocado de pasada, pero con alguna imagen interesante]